"El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona." ARISTÓTELES (384 - 322 a.C.)

viernes, 31 de agosto de 2012

LA BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA: EL CONOCIMIENTO PERDIDO


La ciudad de Alejandría fue fundada por Alejandro Magno en el invierno del año 331 al 330 a. de J.C., una ciudad construida sólo de piedra, sin madera. Fue Ptolomeo I quien, a la muerte del gran conquistador, consiguió que la ciudad se transformara en una especie de centro del saber del mundo antiguo. Para ello, él y su hijo Ptolomeo II reunieron a los mejores sabios de su tiempo y crearon una academia en el nuevo templo dedicado a las musas, el Museion. Sus fines eran la enseñanza y la investigación. Se estableció una biblioteca como anexo al edificio, organizada (y tal vez construida) por el arquitecto Demetrio de Falero (nacido entre 354-348 a. de J.C., muerto en 282 en Busiris, Egipto), quien según algunos autores hubiera sido el primer Bibliotecario. Demetrio había conocido a Aristóteles en su juventud, y llegó a ser gobernador de Atenas desde 317 hasta 307. Para otros autores este honor de ser el primer Bibliotecario recaería en Zenódoto de Éfeso (nacido en 327 a. de J.C.), encargado por Ptolomeo II de catalogar todos los volúmenes y libros recopilados hasta el momento.

En el Museo había, jardines, un zoológico, salas de reuniones y laboratorios, pero su importancia quedó pronto eclipsada por la fama que adquirió la Biblioteca, que demostró pronto ser la parte más importante de la institución creada. Estaba dividida en diez grandes salas cada una centrada en una disciplina determinada, y disponía también de otros cuartos más pequeños para los estudiosos. Algunos autores establecen en 200.000 el número inicial de volúmenes que allí se guardaban en tiempos de Ptolomeo I, y bajo la dirección de Zenódoto se estima que se catalogaron unos 500.000. En tiempos de Julio César había 700.000 y posteriormente se dice que Marco Antonio añadió 200.000 traídos de la Biblioteca de Pérgamo para congratularse con Cleopatra, hecho de cuya autenticidad se duda.
Al quedarse pequeño el recinto original de la Biblioteca, Ptolomeo III creó lo que los estudiosos conocen como la Biblioteca-Hija, y la instaló en un templo dedicado al dios Serapis, el Serapeum.

Todos los volúmenes y libros eran pagados con el dinero del rey. La Biblioteca buscó y adquirió libros por todo el Mediterráneo, e incluso los barcos que llegaban al puerto de Alejandría eran registrados y sus manuscritos confiscados hasta ser copiados, momento en que se les devolvían. Toda la biblioteca de Aristóteles, por ejemplo, pasó a formar parte de los fondos, así como las obras de Esquilo, que en principio habían sido tomadas en préstamo para copiar a cambio de una elevada suma de dinero y nunca fueron devueltas. La labor de la Biblioteca de Alejandría por recopilar el saber y conocimiento de su época fue enorme.

Los mayores sabios de la Antigüedad estuvieron en algún momento de sus vidas en aquel recinto del saber: Arquímedes, el gran ingeniero y científico; Euclides, padre de la Geometría; Eratóstenes, que demostró la esfericidad de la Tierra y midió su radio con un error aceptable para la época; Hiparco, padre de la Trigonometría y organizador del mapa de las constelaciones; Herón, gran inventor y creador de la primera máquina de vapor de la Historia; Galeno, el gran cirujano y anatomista romano; Hipatia, matemática y astrónoma, la primera científica conocida (probablemente hubo otras antes que ella), cuyo nombre ha llegado hasta nosotros debido a su trágica muerte a manos de fanáticos religiosos.



Tal cantidad de saber reunido en un solo lugar despertó recelos y envidias, pues la Biblioteca, según algunos autores, tenía fama de guardar textos secretos que podían otorgar un poder ilimitado a su poseedor. Así, se dice que en 47 a. de J.C. un bibliotecario cuyo nombre no nos ha llegado consiguió evitar un primer saqueo por parte del ambicioso Julio César. Al año siguiente, el visir de Ptolomeo XIII, Potino, asedió a César en Alejandría y éste ordenó incendiar la flota egipcia. El fuego se extendió y alcanzó los depósitos de la Gran Biblioteca, quemando, según Séneca, 40.000 libros. Aunque se ha acusado a César de intentar quemar la Biblioteca, los expertos señalan que lo que se quemó posiblemente fueran libros a la espera de ser catalogados, depositados en almacenes del puerto.
A continuación siguieron una serie de desastres sobre la ciudad, que afectaron inevitablemente a la Biblioteca: la Guerra de Kitos (115-117), la Guerra Bucólica (172-175), el saqueo de Caracalla (215), el saqueo de Valeriano (253). En 269, Zenobia, reina de Palmira, conquista la ciudad y aunque la destrucción de la Biblioteca no fue total, desaparecieron obras importantes. El Emperador Diocleciano (284-305 d. de J.C.) en 297 saquea la ciudad en medio de una espantosa matanza tras ocho meses de asedio, y ordena quemar todos los libros relacionados con la alquimia para evitar la fabricación de oro y plata por parte de sus enemigos. Para colmo de males, un terremoto devastó la ciudad en 365, y se considera que habría destruido el Bruchión, edificio donde se encontraba enclavada la Biblioteca.

Por su parte, la sección del Serapeum con sus 40.000 libros pudo haber sobrevivido algún tiempo más, ya que Armonio de Hermia declara haber visto la Biblioteca y los libros que contenía en el siglo VI. Posteriormente, en 646 d. de J.C. las tropas del comandante musulmán Amr ibn al-As, por orden del califa Umar ibn al-Jattab, destruyeron de manera definitiva lo que quedaba de la Biblioteca, siguiendo el principio de que todo lo que no fuese el libro de Dios sobraba y debía ser destruido (éste hecho está envuelto en polémica, y algunos lo consideran invención de Saladino en su lucha por restaurar el sunismo en Egipto en el siglo XII).

La paulatina destrucción de la Biblioteca y sus fondos nos ha privado de obras cuyo contenido no podemos ni siquiera sospechar. Se tienen referencias de algunos autores, de algunas obras, y de los temas que trataban, pero los libros que hemos heredado del mundo antiguo son una ínfima parte, quizá -y es penoso decirlo- la menos importante para su época. Así, hemos perdido los escritos de Beroso (356-261 a. de J. C.), sacerdote babilonio que vivió en tiempos de Alejandro Magno y relató la historia de los Akpalus, los hombres con envoltura de pez que salían de las aguas cada noche para enseñar a los hombres las matemáticas, la astronomía y todas las demás ciencias. También ha desaparecido la obra completa de Manethón, sacerdote e historiador egipcio contemporáneo de Ptolomeo I, que escribió ocho libros y reunió en cuarenta rollos todos los secretos de Egipto, de los cuales era un profundo conocedor gracias a su estrecha relación con los sacerdotes.

Autores desconocidos y obras desconocidas desaparecieron para siempre, como si nunca hubieran existido. Una mente curiosa no puede evitar imaginar qué maravillas contarían aquellos textos, qué invenciones olvidadas y que filosofías extinguidas habría reflejadas en ellos, y cómo hubieran podido alterar nuestra historia, cambiar nuestra civilización y nuestro entendimiento del Universo de haberse conservado hasta nuestros días. Quizá Aristóteles, Platón y Arquímedes quedasen relegados a la anécdota frente a otros sabios más prominentes cuya memoria se ha borrado en el tiempo. 


El 16 de octubre de 2002, bajo el patrocinio de la Unesco, la Biblioteca de Alejandría, en un nuevo edificio y con nuevos fondos, renació de sus cenizas. Fue suficiente su glorioso recuerdo para que quisiéramos de nuevo devolverle su esplendor. Debemos aprender la lección y no olvidarla jamás: el saber es nuestro mayor tesoro.


miércoles, 29 de agosto de 2012

EL FIN DEL MUNDO... SEGÚN EL CINE.


A medida que avanza el año queda menos para las 11:12 UTC (tiempo universal coordinado) de ese 21 de diciembre de 2012, fecha para la que según algunos investigadores, los Mayas determinaron el final del mundo, aunque no sabemos muy bien qué significa eso exactamente. En realidad es cuestión de interpretaciones, porque según otros expertos sólo se trata del fin del ciclo de 5125 años del calendario de cuenta larga maya. Más allá de la controversia, si imaginamos cómo podría ser ese final, podemos recurrir al cine para encontrar las más diversas formas en que nuestra civilización o nuestro planeta llegan a su término. Veamos algunas que han atraído mi curiosidad.

EL ÚLTIMO HOMBRE VIVO (1971)
Basada en un relato de Richard Matheson (Soy leyenda), fue llevada en 2007n de nuevo al cine por Will Smith. Aquí, la humanidad desaparece casi en su totalidad por efecto de una plaga, un virus terrible cuyos escasos supervivientes se han convertido en mutantes. Sólo existe un hombre inmune, que busca desesperado más supervivientes para revertir los efectos del virus mediante su propia sangre. 

 
METEORO (1979)
Con Sean Connery como protagonista. Un cometa se desvía de su órbita y golpea a un asteroide, que se dirige directamente hacia la Tierra. Sólo la fuerza combinada de dos satélites secretos, norteamericano y ruso respectivamente, armados con cabezas nucleares, sería suficiente para desviarlo de su ruta y salvar a la Humanidad de un fin inminente.

 
EL DÍA DESPUÉS (1983)
La Guerra Fría llega a su fin de la manera más terrible: los misiles nucleares son lanzados. Ya no hay vuelta atrás. El mundo se ve envuelto en una hecatombe que termina en cuestión de minutos con la civilización humana y deja a los desgraciados supervivientes a merced de la radiación, la falta de medicinas y de alimentos. Será cuestión de meses o de años, pero no habrá supervivientes.

 
EL DÍA DESPUÉS DE MAÑANA (2004)
El calentamiento global lleva a un brusco cambio en los movimientos de las mareas. Se alteran las temperaturas de la superficie terrestre y en última instancia se produce un cambio climático global y devastador de manera repentina. La Tierra es cubierta de hielo en una nueva era glacial, y la población de países enteros se ve obligada a emigrar a las zonas más cálidas. Es el fin de la civilización tal como la conocemos.

 
EL NÚCLEO (2003)
El núcleo de hierro de la Tierra es un gigantesco imán que gira sobre sí mismo. Un día, los científicos descubren que se está deteniendo, lo cual llevará a la desestabilización de la corteza terrestre y por tanto al fin de la humanidad. La única solución es enviar una nave excavadora que lleve al interior del planeta a un pequeño grupo de científicos que intentarán, mediante cargas nucleares, que el núcleo recupere su velocidad de giro y la Tierra se estabilice. 

 
LA GUERRA DE LOS MUNDOS (1953)
Los marcianos llegan a la Tierra a bordo de una especie de meteoritos y comienzan la invasión. La especie humana se halla en peligro de extinción cuando los ejércitos descubren que todas sus armas, incluidas las nucleares, no pueden detener a los invasores. Pero un diminuto aliado nos echará una mano: el virus del resfriado común.

 
IMPACTO (2008) Miniserie de Tv.
Lo que iba a ser una inocente lluvia de meteoritos se transforma en una desagradable sorpresa cuando un gran pedazo de una enana marrón (estrella muerta cuya densidad es de toneladas por centímetro cúbico) impacta contra la Luna y se incrusta en ella, alterando el equilibrio del sistema Tierra-Luna. Se producen entonces sobre la superficie de la Tierra alteraciones meteorológicas, electromagnéticas y gravitatorias. La Luna comienza a caer sobre la Tierra y la única solución es arrancar la enana marrón con bombas nucleares para devolver nuestro satélite a su lugar. 

 
TORMENTA MAGNÉTICA (2009)
La caída de un cometa sobre la superficie de la Tierra origina varias catástrofes naturales, y poco después se descubre que existe el peligro de que la corteza terrestre se desprenda. Los científicos deben aplicar su ingenio para salvar al planeta de su destrucción.


TORNADO EN NUEVA YORK (2008)
A causa del calentamiento global comienzan a producirse gigantescas tormentas eléctricas y tornados sobre la superficie de la Tierra, alguno de ellos con fuerza suficiente como para borrar del mapa la ciudad de Nueva York. La humanidad se encuentra a merced de un peligro inevitable e impredecible.

 
EL AGUJERO NEGRO (2006)
Un peligroso experimento sobre física nuclear se escapa de las manos a los científicos, y se origina un agujero negro capaz de devorar toda la ciudad. Por si fuera poco, aparece una criatura intergaláctica que necesita alimentarse de electricidad. La Humanidad en peligro.

 
ICE QUAKE (2010)
Debido al derretimiento de la placa de hielo de Alaska, se generan corrientes subterráneas de metano que producen violentos terremotos. Existe el riesgo de una gran explosión que acabe con la Tierra, y las autoridades deberán encontrar la manera de evitarlo.

 
2012 (2009)
Los neutrinos que nos envía el Sol comienzan a interaccionar con el interior de la Tierra (cosa imposible según la física) y esto produce tales alteraciones que el planeta se convulsiona en medio de terremotos y gigantescas inundaciones. Las autoridades, avisadas a tiempo por el científico de turno, organizarán en secreto la construcción de una serie de arcas en las que deberá sobrevivir a la gran catástrofe una pequeña (pero seleccionada a base de talonario) porción de la Humanidad. En medio de ésto, un escritor de poco éxito se las apañará para conseguir que su familia se salve del desastre.
Así es como han imaginado algunos cineastas el fin de nuestra Humanidad, aunque posiblemente la cantidad de maneras para llegar a ese final sea tan variada como personas hay en el mundo. He elegido las películas que me parecieron más representativas y variadas, siempre en función de mi gusto, pero existen muchas más. La calidad de todas ellas es muy variable según los críticos, pero por supuesto, todo es cuestión de gustos personales. Con algunas se puede tener la impresión de haber perdido el tiempo, con otras se queda uno con ganas de ver más.
Si sois curiosos, como yo, tal vez os arriesguéis a verlas todas.

sábado, 18 de agosto de 2012

FIREFLY, LA SERIE OLVIDADA.


Cuando hablamos de ciencia-ficción para la tv, pensamos casi siempre en Star Trek  y sus derivados, o en Stargate y sus múltiples secuelas. Desde la década de los 60 se han realizado incontables series para la televisión, como Perdidos en el Espacio, Los Invasores, la popular Galáctica, V o las actuales Doctor Who y Fringe, por mencionar algunas. 
En 2002 se estrenó Firefly, una creación original que rompía con la ciencia-ficción vista hasta entonces en la pequeña y gran pantalla. El director y escritor responsable era Josh Whedon, creador también de Buffy, la cazavampiros y Angel. Una serie extraña donde el universo del western se mezcla con expresiones y decoraciones chinas, naves espaciales de gran originalidad y realismo, una sociedad dividida entre la élite que vive en los planetas exteriores y los colonos de los mundos vencidos, y el ambiente de desolación tras una guerra fratricida.  
Hacia el año 2517 la humanidad ha colonizado un sistema estelar múltiple, gigante, lleno de planetas habitables para el ser humano. Tras una guerra con gran paralelismo a la Guerra de Secesión norteamericana, los mundos del borde son anexionados a la fuerza a la Alianza,  y la vida en ellos se vuelve difícil, semejante a la de los primeros colonos del Oeste americano. Es en ésta mezcla de western-ficción donde se mueven nuestros personajes, tripulantes de un carguero de la serie Firefy con forma de gran pájaro metálico llamado Serenity. Sobreviven haciendo transportes o trabajos de dudosa moralidad entre los mundos del borde, y en constante huída de una raza de nómadas caníbales despiadados (los Reavers), de las fuerzas de la Alianza y de los hombres de manos azules que persiguen a los dos fugitivos refugiados a bordo. 


Los personajes son variopintos, con fuerte personalidad y muy originales. Os los presento:
El capitán Malcolm Reynolds, antiguo sargento del ejército que perdió la reciente guerra, resulta ser un personaje cínico, amargado y desconfiado, pero en el fondo compasivo y muy protector con su tripulación. 
Desde la guerra la acompaña Zoe, una mujer fuerte y luchadora; aunque no son pareja, la relación entre ellos es de total complicidad y confianza. 
Jayne es el típico forzudo y tontorrón, aunque a menudo se comporta de manera egoísta y desconsiderada; antiguo asesino a sueldo, en el fondo teme al capitán y le obedece. Wash, marido de Zoe y piloto de la nave, optimista algo ingenuo y asustadizo, ha de demostrar su extraordinaria habilidad a los mandos de la nave huyendo de los perseguidores.
Kaylee, una joven siempre sonriente, pacífica y cariñosa, es la mecánico de a bordo. Sin título ni estudios, posee una habilidad innata para comprender el funcionamiento de cualquier aparato, y trata a la Serenity con mucho cuidado y esmero como si fuera su mascota. 
Inara, una hermosa acompañante (la versión sofisticada y culta de una prostituta autorizada del siglo XXVI), vive en una de las lanzaderas de la nave por contrato con el capitán. La presencia de una acompañante  a bordo es imprescindible para poder aterrizar en muchos lugares. La relación entre ella y el capitán es tensa y a menudo fuente de conflicto; resulta evidente que se aman, pero Reynolds antepone su repulsa a la profesión que ella ejerce y nunca es claro con sus sentimientos, aunque sí con sus actos.
Derrial, un sacerdote errante, sube a la nave como pasajero en el primer episodio, y allí se quedará tras ver cómo son las vidas de los tripulantes, sus sufrimientos y luchas constantes. Siempre moderado y mediador de conflictos, es un personaje enigmático con acceso a lugares oficiales y ciertos privilegios inexplicables.
Simon Tam, médico, ha rescatado a su hermana River, superdotada, de una institución en la que realizaban experimentos con ella con fines no muy claros, y suben a la Serenity como pasajeros (ella escondida en un contenedor) huyendo de los hombres de manos azules. Mientras él se muestra tímido pero valeroso cuando hace falta, ella está totalmente desequilibrada, a ratos tranquila, a ratos histérica por las visiones y pesadillas que tiene, mostrando capacidades psíquicas en determinados momentos, y necesitando siempre de los cuidados tranquilizadores de su hermano.
Éste grupo de personajes deberán hacer frente a problemas de todo tipo que se les irán presentando a lo largo de los 14 episodios de la serie. Hay suspense, acción, romance, momentos de dolor y momentos de reflexión, siempre tiznados de esa desesperanza agridulce que envuelve al protagonista principal. No faltan los momentos de humor y desenfado, estratégicamente insertados, lo cual alivia la constante sensación de realismo de la serie. 
En el aspecto técnico, los efectos especiales son magistrales. Las imágenes de las astronaves, sus movimientos, las explosiones, los planetas, todo está tan bien creado que parece real. Además, los movimientos de cámara contribuyen a incrementar esa sensación. 
La Fox decidió terminar la serie tras emitir 11 episodios alegando motivos de audiencia. Tras la cancelación, los fans presionaron lo suficiente para que Whedon dirigiese una película que de alguna manera cierra la trama inacabada de la serie: Serenity. Recibió una gran cantidad de premios.
Firefly es una serie que merece verse. Es inteligente, carece de las ñoñerías y convencionalismos de otras series más populares, y posee un sentido de la aventura difícil de encontrar hoy en día en la tv o el cine. 
Pronto os daréis cuenta de que sus 14 capítulos os saben a poco.  Que la disfrutéis.

lunes, 6 de agosto de 2012

Ancient Aliens o Alienígenas Ancestrales.

Si posees una mente curiosa, es muy difícil que permanezcas impasible ante esta serie documental. 
Ancient Aliens comenzó a emitirse en la TV estadounidense en 2010 y ya va por su cuarta temporada. La serie está asesorada por Giorgio A. Tsoukalos, director de Legendary Times Magazine, una revista enfocada en hallar pruebas que avalen  la hipótesis de los Antiguos Astronautas, y director del Centro Erich von Däniken para la Investigación de los Antiguos Astronautas durante 14 años. Su estrafalario peinado le ha hecho tremendamente popular en la red. Además del propio Däniken, aparecen en la serie otros autores conocidos relacionados con estos temas, como Michael Cremo o David Hatcher Childress. 
La serie se basa en la hipótesis de los Antiguos Astronautas: nuestros primitivos antepasados habrían recibido (por algún oscuro motivo) la ayuda de seres extraterrestres que les modificaron genéticamente, les dieron conocimientos y les ayudaron a construir las grandes ruinas inexplicadas del pasado, transformándose su recuerdo posteriormente en los mitos de las grandes culturas, los ángeles y los dioses. Según sus partidarios, ésta hipótesis daría explicación a los grandes misterios de la arqueología aún no aclarados de manera satisfactoria: cómo y cuándo se construyeron las pirámides de Ghizé, las terrazas de Baalbek, Tiahuanaco, Sacsahiuamán y Puma Punku, la existencia de la Atlántida, los dibujos de Tassili, Gobleki Tepe, las piedras de Carnac, y tantos y tantos otros conjuntos monumentales que mantienen en jaque a los historiadores y arqueólogos por los enigmas que plantean. 
Como es lógico, la serie ha sido tachada de "descabellada" o "especulativa" por la comunidad científica, que no quiere ni oír hablar de una revisión de la historia, de un movimiento de fechas o de aceptar siquiera la posibilidad de alguna cultura anterior a Sumeria. Desde luego, rompe todos los esquemas concebidos y plantea la existencia del ser humano sobre la Tierra desde una nueva perspectiva: ¿somos los descendientes de aquellos que bajaron de los cielos?
Si bien es cierto que en determinados momentos y episodios la narración tiende al sensacionalismo, también lo es que no se introducen datos falsos más allá de las propias opiniones de los autores invitados. Parece moverse en un precario equilibrio entre lo que puede ser y lo que no es, sembrando la duda en el espectador. Y ése es el auténtico valor de la serie. 
Más allá de lo que la ciencia nos diga, existen un conjunto de enigmas no aclarados sobre las civilizaciones y los acontecimientos del pasado, y Ancient Aliens nos obliga a pensar en ellos, a hacernos preguntas y a plantearnos respuestas. "¿Podría ser así? ¿Sería posible de aquella manera?" Es algo que la ciencia hace desde que existe, porque NADIE, por muchos títulos que posea, es dueño de la verdad, y una de las características de la ciencia es que toda verdad es provisional. Sabemos mucho del pasado, pero es una pizca comparado con lo que no sabemos.
Las respuestas que Ancient Aliens da podrían ser o no ciertas, pero lo importante es que los enigmas, mientras tanto, existen. Si la hipótesis de los Antiguos Astronautas es errónea, la Ciencia deberá aclarar definitivamente algún día los enigmas que la sustentan; si por el contrario, resultara un día ser acertada, la Ciencia, con toda su sabiduría y honestidad, debería aceptar el nuevo cambio de paradigma y modificar lo que fuera necesario. 
Ancient Aliens entretiene al espectador, e incita a conocer los misterios que plantea, los lugares señalados, las civilizaciones mencionadas. Que detrás de todo eso haya extraterrestres o no ya es otra historia.  Por el momento, si no eres un fanático del escepticismo científico a ultranza capaz de negarlo todo todo a priori, puedes ver esta serie con una sonrisa burlona mientras piensas "... ¡anda ya! mira que si luego todo esto fuera cierto..." .
https://es.wikipedia.org/wiki/Alienígenas_Ancestrales 

Dune

Cuando un lector oye hablar de ciencia-ficción a menudo vienen a su mente espadas-láser, batallas de naves espaciales o alienígenas con un sospechoso parecido al ser humano. El cine y la TV la han popularizado tanto que ha perdido su capacidad de provocar asombro y curiosidad. ¿Quién no conoce La Guerra de las Galaxias, o Star Trek?
Hablar de ciencia-ficción entre lectores de cierta cultura supone exponerse a miradas de reojo, cejas alzadas y alguna risita burlona. A menudo se le considera un género marginal, similar a las novelas del oeste o a las policíacas, carente de calidad literaria. ¿Conocéis algún premio Nobel que haya escrito ciencia-ficción? 
A menudo su incursión en el terreno científico o especulativo se hace tan intensa que el estilo y las palabras llegan a ocupar un lugar secundario, menos importante. Sin embargo, existen grandes autores y grandes novelas dentro de éste género, que merecen ser leídas con detenimiento y valoradas en su justa medida como grandes obras de la literatura universal. Una de ellas, para mi gusto la mejor escrita dentro del género, es Dune, de Frank Herbert, publicada en 1965.
En Dune no hay batallas espaciales, astronautas ni monstruos alienígenas de oscuras intenciones. No hay propulsión warp ni flotas invasoras, no hay sables-láser ni superordenadores. La ciencia y la técnica importan poco, solamente se nos muestran, no se nos explican. Dune nos habla de un vasto imperio humano, en un futuro situado dentro de unos 20.000 años, dominado por la especia, la melange, necesaria para que los navegantes de las naves espaciales puedan hallar los caminos entre las estrellas. Todo gira en torno a ella: el poder del Emperador, el comercio, los viajes interestelares. Así que aquel que domine el planeta donde se produce, Arrakis, también llamado Dune, será de alguna manera el dueño del universo. Dos familias nobles lucharán por el control de Arrakis: los Harkonnen, viles y pervertidos, y los Atreides, honestos y generosos. De esa lucha surgirá un líder proclamado por las profecías, un heredero de manipulaciones genéticas durante generaciones que se convertirá en un Fremen, un hombre del desierto, capaz de destronar al Emperador y exterminar a los Harkonnen.
Que este ridículo resumen no os confunda. En Dune encontraréis reflejadas las peores cualidades del ser humano: traición, envidia, odio, avaricia, poder, lujuria, desprecio, temor, y egoísmo; y las mejores: honor, lealtad, esperanza, pasión, lucha, optimismo y amor. Con un estilo sin florituras pero detallado, sencillo pero capaz de aclararnos situaciones complicadas, narrativo pero a la vez intimista, Herbert nos traslada a un universo totalmente diferente en el que las miserias humanas, por desgracia, siguen siendo las mismas. 

Empujado por el éxito de su novela, Herbert continuó la historia en El Mesías de Dune (1969), e Hijos de Dune (1976). Posteriormente incluyó un cuarto volumen Dios Emperador de Dune (1981). Le siguieron Herejes de Dune (1984) y Casa Capitular Dune (1985). A la muerte de Herbert, su hijo Brian ha continuado, añadiendo dos trilogías a la historia que cuentan los antecedentes previos a lo narrado en la saga y dos novelas que cierran la saga original. No os confundáis, no necesitáis leer toda la colección completa para disfrutar y entender la historia. Con Dune os basta y os sobra; luego si estáis interesados, y os sobra tiempo...
En 1984 David Lynch pretendió llevar la historia al cine. Sin embargo no es posible condensar Dune en una película de dos horas por mucho dinero que se ponga en el empeño. Al final, y siempre bajo mi punto de vista, resultó una película que explicaba poco al espectador ignorante de la novela y acababa pareciendo más una producción de serie B de los 60. A pesar de la presencia de Kyle MacLachlan como protagonista y de Sting como antagonista, no se conseguía transmitir ese sentido épico de la profecía, el liderazgo y la batalla que impregnaba la novela. Además de no incluir pasajes esenciales para el desarrollo de la historia, los guionistas se sacaron de la manga alguna "mejoras" para el argumento, como las armas sónicas de los Fremen, logrando confundir al espectador que SÍ había leído previamente la novela. La dejamos para los aburridos, los curiosos y los cinéfilos empedernidos.

En el año 2000 apareció una versión de la historia para la televisión. Dirigida por John Harrison, y protagonizada por William Hurt, como Duque Leto Atreides, Alec Newman en el papel de Paul Atreides y Giancarlo Gianini como Emperador, consta de tres episodios cuya duración total va desde los 265 minutos en EEUU a los 292 en Finlandia (!). Se ajusta muy bien a la novela, no se inventa nada y describe perfectamente los acontecimientos y los personajes. Los decorados, la ambientación y la dirección artística son magistrales. Desde los ornitópteros usados para volar por el desierto, hasta las ropas de los protagonistas, todo parece haber salido de la novela a pesar de que en ella hay muchos detalles no descritos. Os recomiendo que la veáis, preferiblemente después de leer el libro para poder comparar. No en vano, recibió dos premios Emmy en 2001: Mejor Cinematografía y Mejores Efectos Visuales. 

Si hay un libro que vale la pena leer este verano, (y una película para TV que merecer la pena ser vista) es Dune. Y creedme, si pasáis la primera página, os costará muy poco llegar al final.